Hace pocos días que he estado visitando la ciudad de Córdoba y sin duda uno de sus atractivos más importantes y que más me ha impresionado ha sido la Mezquita.
¿Sabías que durante un tiempo fue considerada la mezquita más grande del mundo, por detrás de la Meca?
Se construyó en tiempos de Abderramán I entre los años 785 y 988, en distintas fases y en pleno esplendor de Al-Andalus y del Califato Omeya de Córdoba.
Sin duda lo que más impresiona de ella nada más entrar son sus numerosísimas columnas, cuenta con nada menos que con 1.300 columnas de mármol, granito y jaspe, además de innumerables puertas y capillas. Además es Patrimonio de la Humanidad desde 1.984.
Paseando por el interior de la mezquita, llama la atención la imagen de un toro blanco a los pies del púlpito en la Capilla Mayor, así que decidí investigar sobre ello.
Sobre la mezquita existen muchas leyendas, una de ellas es la Leyenda del buey que reventó:
"Cuenta la leyenda que un labrador vivía cerca
de Córdoba, y tenía una gran yunta de bueyes, y que fue él el que trajo las
piedras para labrar el altar mayor, el coro y el crucero. El último viaje
que hizo fue a Cabra, para traer el mármol necesario para hacer las tres cosas.
Tardó casi un mes en ir y volver con su pesada carga. El mismo día que llego a
Córdoba, cuando se fue a su casa uno de los bueyes se puso enfermo; inmóvil
sobre la paja del establo el animal miraba a su dueño como despidiéndose, a la
mañana siguiente murió. El hombre pidió a los canteros de la catedral que
cuando labraran el mármol que él y sus bueyes habían traído, se acordasen del
buen buey que había muerto. Dice la leyenda que la imagen del toro representa a
un hermoso buey blanco que vivió en tiempos musulmanes, y que su poderosa fuerza hizo que le obligaran a
acarrear todas las columnas que se trajeron aquí para la obra. Fue tan enorme
su esfuerzo, que al descargar la última columna cayó al suelo reventado,
quedando muerto en el acto."